lunes, 14 de noviembre de 2011


Chrysocyon brachyurus:

El aguará guazú (del guaraní ‘zorro grande’), de nombre científico Chrysocyon brachyurus, es un cánido autóctono de las regiones de espesuras y pastizales del Chaco (Argentina y Paraguay) y la llanura beniana (oriente de Bolivia) así como la cuenca del los ríos Paraguay y Paraná, en Sudamérica.

TAXONOMÍA:

Reino: Animalia

Filo: Chordata

Subfilo: Vertebrata

Clase: Mammalia

Infraclase: Placentalia

Orden: Carnivora

Suborden: Caniformia

Familia: Canidae

Género: Chrysocyon

Especie: Chrysocyon brachyurus

Descripción:

El aguará guazú tiene un aspecto similar al de un perro de patas largas. Desde el lomo al suelo puede medir unos 80 centímetros y del hocico a las ancas, cerca de 1,25 metro, a lo cual hay que agregar una cola de unos 40 centímetros. Su pelaje tiene un color rojizo que se aclara cerca del vientre y a lo largo del lomo tiene una raya negra. También son negros su hocico y las patas. Las largas extremidades le permiten ser un veloz corredor y un muy buen saltador, bien adaptado a los terrenos abiertos e inundados donde habita. Se estima que puede vivir entre doce y quince años.

NOMBRE:
El nombre, aguará guazú, significa zorro grande, en guaraní. Además suele llamárselo lobo de crin o lobo rojo. su nombre científico es "chrysocyon brachyurus" (illiger). Pertenece a la clase de los mamíferos, orden carnívora y familia canidae. Esta especie ha sido declarada monumento Natural Provincial en la Provincia de Corrientes.

HABITAD:El aguará guazú habita zonas inundables, con pastizales y pajonales que tienen isletas, del este de Formosa y chaco, y la Provincia de Corrientes. También se lo encuentra en el sur de Brasil y Paraguay y en el extremo este de Bolivia. En el siglo pasado se extinguieron los aguará guazú que habitaban la República del Uruguay y la región bonaerense lindera con el Río de la Plata.
Aunque en la actualidad se lo encuentra ocasionalmente en zonas selváticas, el aguará guazú prefiere las praderas y los pastizales en zonas inundables. Pese a su denso pelaje, está adaptado a las regiones subtropicales. Los grupos existentes se distribuyen desde el río Paranaíba en Brasil y la sabana de palmeras del Perú hasta la cuenca del Paraná, especialmente en el Chaco y La Mesopotamia de Argentina. Por unos años fue considerado extinto en Uruguay pero en el 2007 se dio un registro en el Departamento de Cerro Largo cerca de la frontera con Brasil.

ALIMENTACION:

Es un animal solitario, tímido y desconfiado, que suele cazar al anochecer y durante la noche. Se alimenta por lo general con pequeños mamíferos y aves, además de vegetales. Para ello captura ranas, lagartos, víboras, cuises, armadillos o insectos. También persigue aves, devora sus huevos y come distintos frutos y raíces.

REPRODUCCION:

El aguará guazú no forma manadas en ningún momento del año. Alrededor del año de edad madura sexualmente; un año más tarde forma una pareja estable; no caza ni duerme en común, pero ocasionalmente ocupan el mismo cubil. La pareja habita en un territorio común, al que defiende de las incursiones de otros cánidos, de hasta 25 km². Son fuertemente territoriales; aún en cautiverio la convivencia entre ejemplares del mismo sexo es difícil y áspera.

Luego de una gestación que suele durar unos 65 días, nacen por lo general dos crías, con un peso de 500 gramos cada una. Las crías tienen pelaje muy oscuro, casi negro.

POR QUE ESTA EN PELIGRO:

El avance del hombre sobre el hábitat natural del aguará guazú es una de las causas de que haya cada vez menos ejemplares. Además, algunas creencias erróneas que lo calificaron como "especie dañina" y supersticiones que lo ligaron a la leyenda del °lobizón", un ser parte lobo, parte hombre, hicieron que se lo persiguiera intensamente

Protección, cuidado y riesgos para el hombre:

El aguará guazú no constituye riesgo para el humano o para el ganado doméstico; prefiere presas más pequeñas, y es excesivamente tímido para incursionar en estancias o poblados. Sin embargo, ha padecido extensamente la caza, motivada entre otras razones por la superstición que lo asimila al lobizón u hombre lobo. La transmisión de enfermedades exóticas lo ha mermado también considerablemente.

Hoy, en Argentina, está protegido en todo su hábitat; quedan ejemplares al este del Chaco, en Formosa, en Corrientes, Santiago del Estero, extremo noreste de Córdoba y en el norte de Santa Fe, así como en el Brasil y en el Chaco paraguayo. La desaparición del hábitat no lo amenaza, puesto que no requiere de forestación. Resulta más grave la captura de animales para exhibición en zoológicos, donde es muy apreciado por su forma peculiar.

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